Javier Camarena en el Festival Internacional de Santander
|La ciudad de Santander lleva años huérfana de veladas líricas en las que poder escuchar voces interpretando ópera y zarzuela. Desde los tiempos en que el Palacio de Festivales de Cantabria bajo la dirección de Juan Calzada y Román Calleja programaba unas más que interesantes temporadas líricas, con una serie de títulos, escenografías y repartos de primer nivel, pocos han sido los acercamientos al mundo lírico que hemos tenido la oportunidad de disfrutar. Fue precisamente en un ciclo llamado ‘Tesituras’ organizado por Palco Tres (de nuevo Juan Calzada y Román Calleja) entre finales de 2013 y primeros de 2014 cuando tuvimos la oportunidad de disfrutar de 5 recitales de otros tantos cantantes líricos. Desde entonces, ocasiones contadas.
Está haciendo falta. Necesitamos más lírica. Y el Festival Internacional de Santander ha tenido el acierto de programar en su 68ª edición un recital de uno de los mejores tenores de la década, llamado a ocupar un lugar importante en el ‘hall of fame’ de la historia de la lírica, el mexicano Javier Camarena.
Entre representaciones operísticas exitosas por varios teatros del mundo, Camarena muestra con este tipo de recitales un ejemplo de su voz y del repertorio que está abordando, acompañado por el pianista cubano afincado en México, Ángel Rodríguez, ‘su amigo y hermano’.
Para el recital ofrecido en Santander, Camarena y Rodríguez escogieron un conjunto de obras agrupadas en dos partes bien diferenciadas; por un lado, unas arias operísticas representativas del bel canto y por otro unas romanzas de zarzuela.
Con su sonrisa siempre presente, Camarena comenzó piropeando a la ciudad de Santander, su comida y sus gentes, ganándose al público con su simpatía, para empezar el recital con el aria “Nel furor delle tempeste… Per te di vane lagrime…” de la ópera “Il Pirata” (V. Bellini, 1827) y que el tenor incorpora a su repertorio en una próxima representación en el Teatro Real de Madrid. Podemos decir que ‘empezó fuerte’, ya que se pudo apreciar el dominio del sobreagudo y las agilidades como carta de presentación para quien no conociera algunas de las virtudes de este excelso cantante.
Después interpretó la célebre “Una furtiva lagrima…” de “L’elisir d’amore” (G. Donizetti, 1832),donde dio buena muestra también de la delicadeza con la que domina la media voz.
El pianista interpretó la obertura de “L’italiana in Algeri” (G. Rossini, 1813) adaptada a piano. No es nada sencillo interpretar con piano estas composiciones rossinianas, y Rodríguez demostró un virtuosismo casi ‘acrobático’ espectacular.
Siguiendo con Rossini, Camarena volvió al escenario para interpretar “Si, ritrovarla io giuro!” de “La Cenerentola” (1817), otra muestra más de su dominio vocal en las siempre complicadas arias tenoriles del compositor de Pésaro.
El ‘plato fuerte’ de esta primera parte lo dejó para el final. La celebérrima aria “Ah! Mes amis, quel jour de fête…” de “La fille du régiment” (G. Donizetti, 1840), conocida por el reto que supone para el tenor enfrentarse a 9 ‘Do de pecho’. Camarena ya ha hecho este aria su carta de presentación. Con el personaje de Tonio triunfa en todos los teatros, teniendo que bisar incluso este aria tras atronadoras ovaciones. Al contrario que sucedía en décadas atrás, cuando estas notas se hacían de ‘falsete’, Camarena lo hace a plena voz, aprovechando su amplia tesitura aguda, como ya hicieran desde los años 70 otros grandes como Luciano Pavarotti o Alfredo Kraus. El tenor mexicano la domina ya con una soltura y una aparente facilidad que casi asusta. Y es espectacular; se permite el lujo de subir todavía más la nota en el final del aria, con lo que el público amante del ‘más difícil todavía’, se vuelve loco en su asiento. Aun con todo, aprovecho para recomendar a quien lea esta modesta reseña, que escuche el otro aria destacado que ha de interpretar el personaje de Tonio en esta ópera, “Pour me rapprocher de Marie”, que sin mostrar tanto artificio, es, me atrevería a decir, más compleja para el cantante.
Una atronadora ovación, con braveos varios (alguien del público gritaba como un poseso no sé muy bien qué desde su asiento) dio paso a un intermedio.
Tras el descanso, Camarena dio paso a la zarzuela con unas romanzas muy conocidas interpretadas con una expresividad y delicadeza exquisitas. Comenzó con “Mujer de los negros ojos” (1926) y “Flor roja” (1923) de Jacinto Guerrero, cantadas con un gusto abrumador.
Rodríguez volvió a demostrar su virtuosismo interpretando el “Intermezzo” de “Las bodas de Luis Alonso” de Gerónimo Giménez (1923), en otra adaptación para piano de una de las piezas orquestales más célebres de nuestra Zarzuela.
Con el “No puede ser” de P. Sorozábal (1936), posiblemente la romanza de tenor más popular de la zarzuela, Camarena hizo vibrar al público. Excelente su interpretación.
Finalizó el programa oficial con la Jota “¡Te quiero, morena!” de “El trust de los tenorios” de José Serrano (1910), otra popular pieza que han interpretado todos los grandes de nuestra lírica.
Tras una gran y más que merecida ovación, Camarena nos regaló 4 propinas. Comenzó con el aria “È la solita storia del pastore” o como se la conoce popularmente, el “Lamento de Federico” de la ópera “L’Arlesiana” de F.Cilea (1897). Para mi gusto fue lo mejor del recital. Un fraseo y una expresividad de poner los pelos de punta.
Finalmente se adentró en el rico repertorio de su país de origen y nos regaló tres de las canciones más populares, “Dime que sí” de Alfonso Esparza, “Júrame” de María Grever y “El Rey”, ranchera de José Alfredo Jiménez, con la que Camarena interactúo con el público haciéndonos cantar el ‘Llorar y llorar…”.
Una velada para la historia del Festival Internacional de Santander, por el éxito alcanzado (creo que a todo el público le gustó) y por el privilegio de haber podido traer a nuestra ciudad a un cantante de esta envergadura, con esa capacidad de llegar muy adentro y que irradia esa simpatía desde su eterna sonrisa.
Consciente de que es prácticamente imposible afrontar la representación de una ópera por los elevados costes que ello conlleva, desde estas líneas sí me gustaría pedir al Festival que estudie e intente darle continuidad a este tipo de recitales. Ni siquiera sería necesario contar con primeras figuras internacionales. Hay excelentes cantantes en nuestro país, muchos incluso de nuestra tierra, como para poder programar algún recital o una gala lírica con calidad suficiente como para convertirla en un éxito y en un hito de referencia dentro de la programación anual del Festival. Ahí queda la propuesta.
Fotografías: Javier Camarena y Ángel Rodriguez ©Festival Internacional Santander-Pedro Puente Hoyos
Me apunta una usuaria en Facebook que, efectivamente, además de las temporadas líricas mencionadas en mi escrito, en esos años hubo también presencia lírica dentro del propio Festival Internacional que he pasado por alto. No ha sido una omisión deliberada (de lo que me acusa esta usuaria) sino un salto en el tiempo sin entrar en detalles. Quede este comentario como aclaración.